Como buena mujer aprehensiva que soy, me gusta tener mis cosas bien organizadas, limpias, con un orden maravilloso, cuidadas, etc. Me gusta lo que poseo, no lo puedo negar, me emociona comprar nuevas cosas, vamos, que es lo mío.
Antes, era mucho más compradora, ahora procuro comprar sólo lo que me va a ser útil, es socialmente responsable tener, el precio y el valor son congruentes, y me quede o sirva para un propósito definido. Ya no más compras a lo pendejo, nada de tener mil pares de zapatos que amo pero que no puedo usar, no me quedan, me lastiman, no más. Así soy con todo ahora, responsable.
Y sí, uno podría pensar que mi casa es la típica casa de un acumulador, llena de cosas y cosas y cosas, casi como un museo de mal gusto... pero no es así (afortunadamente)... tengo muchos libros, pero de todo lo demás, cada vez menos, y hacia allá vamos con este post. Me encanta tener cosas, me fascina que tengo 5 tipos diferentes de Post-it´s (porque hay diferentes necesidades, no todas pueden ser satisfechas con la misma), plumas de diferentes colores, folder de diferentes tamaños, una foliadora, sobres, blablabla... Sí, me gusta, pero lo que más me gusta es terminarme lo que compro.
El verdadero placer lo encuentro en poder terminarme lo que compro, sin importar cuánto me guste. Es más, si me gusta mucho, la emoción es aún mayor: terminarse un delineador, unas sombras, el perfume, la cremita especial para las manos, la pasta de dientes, las Post-it´s, los cartuchos de las plumas... siento que sólo existen para que uno pueda terminárselos, y que eso es justo lo que debemos hacer: usarlo y usarlo hasta acabarlo.
Sé que soy una especie extraña de comprador o poseedor, porque a la gente, usualmente, lo que le gusta es tener y tener y no usar para que no se termine, pero yo no puedo, me gusta poder terminarme todo lo que compro, porque así, ¡puedo volver a comprar algo! Es más, hasta puedo comprar el mismo producto pero de otra marca, otro tipo, experimentar algo nuevo... un mundo de posibilidades que no podríamos experimentar si no terminásemos con lo comprado...
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¿Soy sólo yo?