jueves, 31 de julio de 2014

Más pronto cae un hablador que un cojo

Una de mis mejores amiga suele decirme ese dicho, cada vez que salgo con alguna ocurrencia como que dejaría al novio, y yo siempre quiero contestarle: ojalá me hubieran hecho coja, así sería más difícil que cayera, que con mis pendejadas. Porque en eso, hay que decirlo: me pinto sola.

¿Quién iba a pensar que después de una semana de escribir un post en el que describo lo mucho que me gusta el novio, cómo sé que él es el hombrecillo con el que quiero envejecer, voy y lo dejo? A ver, ¿quién chingados lo hubiera visto venir? (Además de mi amiga que dice que primero caigo yo por habladora). Sí, está bien, honestamente, todo el mundo lo veía venir (tal vez él no, tal vez sólo él no), pero de todas formas es una sorpresa mi cambio de decisión.

Y no es que haya dejado de gustarme, no es que dejé de amarlo (ojalá y sí, eso hace todo más sencillo), es sólo que me cansé de las pequeñas cosas que dolían. A veces explicarlo resulta más difícil que otra cosa, y no quisiera desviarme por ese lado. Lo que quiero escribir sobre esto es lo extraño que me resultó ser yo quien tomaba la decisión. Yo de esas a las que siempre dejan, truenan, abandonan. Yo soy la que siempre aguanta y el otro quien se da por vencido, quien falla, fracasa. 

¡Pero siempre hay una primera vez! Y esta fue la mía.

Esta es la primera vez que me sostengo en la decisión, no en la recepción, sino en la acción. Que decido agarrarme los pantalones, bragas y huevos y decir "no más, ya no quiero, YO ya no quiero esto".

Y carajo, cómo duele. Pero, también, cómo da tranquilidad. En esta ocasión, la vida no me pasó, yo hice, decidí, quise, paré, no alguien más, no la vida, no ... algo.

Aprendí, porque fue la primera vez, que estas decisiones son consecuencia de dos preguntas:

  1. ¿Con cuál de las dos opciones podrás vivir en paz? (Opción 1: seguir con el novio y sufrirlo porque duele y esperar que algún día cambie; Opción 2: dejar al novio y sufrir un rato, porque no fue lo que querías, y que el tiempo permita olvidar)
  2. Si vas a sufrir (porque yo, como buena psicoanalista sé que la vida sin goce/pulsión de muerte/displacer, es imposible), ¿prefieres sufrir por estar, por lo bueno que obtienes, por amor; o prefieres sufrir porque paraste el goce?


Porque hay que decirlo, para ambas preguntas se vale escoger justo "la otra opción". Porque a veces el amor vale jugarse todo, perderlo todo, darlo todo; pero a estas alturas, después de dos grandes catástrofes del corazón, de fantasear con un futuro que nunca llegará, ya no puedes engañarte. No puedes escoger la opción que lo incluye a él, porque conoces el final de esa historia: tú hecha pedazos, aferrada sólo a la ficción del amor que él siente por tí (porque el que tú sentías por él se ha terminado tiempo atrás), angustiada constantemente, porque sin él, sabes que serás nada.

Así que aprietas el corazón para que la hemorragia no te mate, te agarras los huevos, inhalas lentamente, cierras los ojos, lo imaginas en toda su belleza y grandeza, exhalas aún más lentamente, y comienzas el camino que te aleje de ahí.



2 comentarios:

  1. Esas decisiones a veces son muy difíciles de tomar pero, aunque duelan, como dices al final te dejan una sensación de alivio, como de deber cumplido. Un besote y mucho ánimo, guapa!!!

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    1. Exacto, como de un deber cumplido.
      Ahora sólo nos queda esperar que con el tiempo se vaya desdibujando.
      Besos!!

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¿Soy sólo yo?