No sé si sea un fenómeno humano,
tercermundista, de wannabe capitalista, latino, mexicano, chilango o qué, pero
sin duda alguna lo he visto en varias familias (lo he visto quiere decir que he
adquirido esa experiencia de primera mano, para que no parezca poco científico).
Pongamos, por ejemplo, una bella
mujer de 15 años que quiere unos jeans, o necesita un libro, o calzones, o
anteojos, o ir al ortopedista, esa mujer vive con su padre y la esposa de él
(obviamente) y, cuando pide dicho objeto (o necesidad) la respuesta es:
Te lo compro en la quincena
O
Ahora que tenga dinero, te lo
compro
No sé ustedes, pero a esa mujer,
esa frase le hace pensar (pendeja ella) que sí van a comprarle/pagarle lo que
pidió, así que deja pasar los días hasta que llega la quincena, ahora está
ansiosa y espera el día en que sus necesidades sean satisfechas… pero no pasa
nada… los días van y pasan y ninguno de los dos adultos ha cumplido su promesa
(declaración unilateral de voluntad, vaya, que es que te obligas por
expresarlo) y, no sólo eso, la mujer ha escuchado todos esos días comentarios
sobre la falta de dinero, los mil gastos, las preocupaciones, los cinturones
apretados (ya hablaremos de esta frase, calma), etc. Así que, frustrada y
triste se da cuenta de que no se lo van a comprar, no importa si lo necesita o
lo quiere, es algo que no va a tener.
Ejemplos como estos, seguro que todos
tenemos varios, no creo que sea una situación que escape del conocimiento de cualquier
clasemediero. Lo que sin duda alguna escapa de nuestro conocimiento es
¿por qué chingados, si no te van
a comprar las cosas, te dicen que sí, pero que esperes a la quincena?
No creo que sea muy difícil de
discernir, entender, comprender, interiorizar, es fácil: si no lo vas a hacer,
no digas lo contrario. Porque, y he aquí lo importante, los hijos confían en ti,
creen que cuando dices algo es por una razón y que no vas a dejar de cumplir tu
palabra. Obvio, después de dos o tres “en la quincena te lo compro”, dejan de
confiar en ti y se dan cuenta de que tu palabra no es más que eso: palabras
vacías.
Claro, dudo que los padres alguna
vez se hayan puesto a analizar esto, que crean que las intenciones son lo único
que importa y nos marca, y no los hechos. Porque no dudo que te lo dicen así
porque su intención es comprarte lo que pides, pero que los gastos los rebasan
y por eso ni modo, esta quincena no se
pudo. Ahora bien, más allá del terrible trauma emocional que nos provoca la
falta de congruencia, honestidad, responsabilidad y honor que tienes nuestros
padres, yo me pregunto ¿por qué lo dicen?¿por qué no mejor te dicen que no hay
dinero para eso y que si quieres algo vas a tener que trabajar para poder
comprarlo. O, mejor aún, que uno no puede ir por la vida deseando objetos que
rebasan tu condición económica, que es mucho mejor aceptar que no tienes dinero
para eso y, que si en verdad quieres algo, debes comenzar por trabajar y
satisfacer tus necesidades básicas.
Esto en el caso de la gente cuya
economía no es laxa, pero en el caso de quienes ganan bien pero por más que
ganan “no les alcanza”, deberían priorizar, en el ejemplo de la hermosa mujer,
en su familia sí había dinero suficiente, se compraban varios productos
considerados (por quien quieras, menos los que son consumistas y pendejos, al
mismo tiempo o sobre las mismas cosas) de lujo. ¿Cómo es que no hay dinero para
unos calzones o anteojos o médico, pero sí hay dinero para que los hermanos de
ella traigan tenis caros, o se vayan al cine, o el padre y la madrastra salgan
de viaje? Seamos sinceros, si no hay dinero, es porque son unos irresponsables.
(Nota: los hijos cuestan y un chingo, si no quieres gastar en ellos no los
tengas, y si ya los tuviste, te chingas).
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