Ahora, en época de lluvia, veo
mucha gente con paraguas y demás elementos indispensables para no andar mojado
cual sopa por la vida. Hasta hace 5 años, yo ni siquiera pensaba en comprar,
tener o usar un paraguas, me parecían molestos y estorbosos. No hay nada peor
que ir caminando por la calle, en plena lluvia, y que todos los pinches
paraguas estorben y no te dejen pasar, o te peguen en la cara con ellos (porque
la gente bajita los usa a una altura menor). Así que no tenía, pero después me
di cuenta de que tal vez, y sólo tal vez, tener un paraguas podría tener
consecuencias positivas: no mojarme, no andar corriendo por todos lados
preocupada porque me estoy empapando. Vaya, que resultaba más funcional y
práctico traerlo. Entonces me compré uno chiquito, para una sola persona, bien
barato, y vaya si lo utilicé. Hasta que se perdió.
A partir de mi compra, comencé a
ver los paraguas desde otra perspectiva, como una herramienta práctica, y por
eso los veía en las tiendas. ¡Qué pedo con el precio! He encontrado muchos bien
bonitos, algunos inclusive con obras de arte impresas, pequeños, prácticos,
resistentes… ¡pero nunca por menos de $250! ¿Cómo es posible que cuesten eso?
Me escandaliza, absoluta y completamente. No es que yo suela descuidar las
cosas, que las pierda o rompa, y sé que podría durarme años, pero la simple
idea de pagar, de entrada, esa cantidad, me escandaliza. Sobre todo cuando no
hay garantía alguna de que él, el paraguas, vaya a ser de calidad y resistencia
que su precio infiere.
Sí, soy bien avara para ciertas
cosas, y no lo puedo evitar ni negar. Afortunadamente, no es la única situación
que me parece terrible de los paraguas, ¿se han fijado la cantidad de gente que
trae un paraguas tamaño “normal” de esos que miden 80 cm. (o algo así, nunca
los he medido tal cual, pero todos sabemos a cuales me refiero) y cuánto les
estorba? Deja tú que ya usados anden goteando por todos lados, mojando
cualquier cosa que los toca y molestando a todo el mundo, el problema es que
ESTORBAN, la persona que los carga, si se sienta, digamos, en un restaurante o
café, no tiene dónde ponerlo, o se le cae; cuando caminan van golpeando su
propia pierna o la de quien pase. No me importa lo que digan, es una estupidez
traer uno de esos, sobre todo cuando es un artículo personal y los venden en
presentaciones chiquitas y bonitas.
Además, por alguna extraña razón,
es un artículo bastante más femenino que masculino. Para mujeres, existen en
muchas presentaciones: grandes, chicos, transparentes, de rayitas, estampados,
lo que se te ocurra. Pero, para hombres, sólo el tamaño convencional, y si
quieren algún estampado se deben conformar con rayas o cuadritos. Nada más.
La conclusión o el subtexto es
muy clara, si quieres un paraguas chingón, debe ser afeminado y, si no, te
chingas y usas uno a todas luces estorboso.
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¿Soy sólo yo?