miércoles, 29 de julio de 2009

Pascua


El domingo fuimos a ver el montaje de la compañía nacional, Pascua, basado en la obra de August Strindberg, del mismo nombre. El texto, por supuesto, es excelente; la escengrafía exquisita, como suelen serlo las escenografías de Phillip Amand; el vestuario estaba bien, acertado. Me gustó mucho que hicieran dos intermedios, uno entre cada acto (es una obra en tres actos).
Las actuaciones, tengo que confesar, no me dejaron del todo satisfecha. El teatro de Strindberg es realista, por lo cual, es necesario que el personaje tenga similitudes con el actor que lo representará, pero me parece que en este caso, la realidad se salió de ficción. Me dio un poco la sensación de que cada uno de los actores actuó como él/ella lo hace, no había una homologación en las actuaciones, un ritmo común. Sé que cada uno de los personajes tiene una personalidad diferente, y que esto implica tonos diferentes, pero no era eso; más bien parecían actores actuando en obras diferentes, con un director diferente, extraño.
Aún así, me pareció un buen montaje, y recomendable. Eso sí, como montaje de la compañía nacional, yo esperaba algo más grande... no sé cómo explicarlo, pero recuerdo los montajes anteriores de la compañía, y eran espectaculares (no forzosamente excelentes), y este montaje parece más algo pequeño, aunque no por ello falto de calidad.
Me gustó mucho ver un público diferente al que suelo ver en las obras. Casi siempre es gente de teatro, y aquí había muchas personas "normales", espectadores reales, y eso me gustó. Estoy convencida que lo que el teatro mexicano necesita son espectadores, como tales, gente que disfruta el teatro y por eso va a verlo, no personas del mismo gremio.

Sabiduría legal


NOTA IMPORTANTE: Este escrito contiene palabras antisonantes, salidas de una boca infantil.

Hace un año, aproximadamente, platicaba con mi madrastra sobre los títulos ejecutivos (cheque, pagaré y demás), y la maravilla de que tengan aparejada ejecución. Por supuesto, expliqué extensamente que la ejecución que traen aparejada significa que si el deudor no paga, uno puede presentarse ante el juez y solicitar inmediatamente que lo embarguen para satisfacer la deuda... justo en ese momento mi hermanito Jesús comentó (con ese aire de sabio inocente que tiene): sí, te envergan. Las dos nos quedamos asombradas y calladas, no estábamos seguras de lo que había pasado. Al preguntarle nuevamente qué había dicho, Jesús contestó que cuando te embargan te envergan. Así, en dos segundos y con una sencillez digna de Sócrates, mi hermano explicó las consecuencias reales de un embargo...

La "otra" clase social

No vengo de una familia adinerada, ni mucho menos con pedigree, mis abuelos tuvieron buenos ingresos (ahora sólo viven de mantenidos por el gobierno, según palabras de mi abuelo, porque está pensionado) y estos les permitieron darle a sus hijos muchas comodidades y una buena vida. Así, crecimos en una familia de clase media, estudiamos en escuelas privadas, viajamos (aunque nunca a Europa o lugares así), tuvimos algunos lujos, pero sobre todo y gracias a mi madre, buenos modales. Ella siempre decía que los modales eran indispensables, pues nos permitirían mejorar nuestra condición (es decir, subir de clase social, convivir con los ricos, y no desentonar).
Mi papá, por el otro lado, siempre estuvo preocupado por que tuviéramos una excelente educación, pues esto era lo que en verdad nos permitiría tener el mundo. Tengo que aceptar que la tuvimos (una excelente educación). Los amigos y compañeros que tuve a lo largo de mi educación básica fueron educados más o menos igual, los papás estaban muy preocupados por la calidad de la educación y la posibilidad de que tuviéramos un futuro profesional satisfactorio.
Me parece curioso, porque todo esto se mueve como si fuéramos otra clase social, no forzosamente relacionada con la economía, sino con la cultura y el conocimiento. Como patadas de ahogado: como no les pudimos dar vida de ricos, les damos educación, para que se puedan realizar. Así, en esta clase social, esta maravillosa burguesía, tiene mejor nivel aquél que haya realizado estudios de posgrado, y por supuesto quien tenga doctorado en una de las 10 mejores universidades del mundo, será el rey.
Esta mentalidad, por supuesto, la tengo muy arraigada. Me gusta estudiar, mucho, pero sobre todo, la posibilidad de algo mejor y diferente. No forzosamente económico, sino de satisfacción personal, de poder llegar por las noches a mi casa y sentirme exitosa, pensante, grande. Desgraciadamente, me he dado cuenta de que no es tan sencillo, tener estudios de posgrado, trabajar y ser independiente es muy difícil, a mi papá se le olvidó mencionar que este plan necesitaba, prima facie (ja ja), a alguien que me mantenga (y no sólo con lo básico, sino también con los estudios).
Quien me conoce, sabe que no es mi caso. No he encontrado a alguien que quiera pagarme mi formación psicoanalítica (sobre todo las 3 sesiones semanales de análisis), y así, estoy atorada en un limbo en el que cuento con una licenciatura, pero que no es suficiente, ni para mi ni para mi mundo. Cualquiera tiene una licenciatura. Muchos de mis conocidos tienen estudios de posgrado (por lo menos una con doctorado y estudios en Harvard). Yo quedé, tristemente, relegada en un mundo en el que no soy todavía lo que quiero ni todo lo que puedo ser, por un pequeño detallito: el sustento económico...

lunes, 20 de julio de 2009

Mujeres asesinas


Por pura curiosidad científica (que debo dejar porque siempre termino metida en problemas intelectuales) he visto los primeros dos capítulos de la segunda temporada de Mujeres Asesinas. Tengo que decirlo: es una PORQUERÍA. Podría, sin duda alguna, utilizar otros adjetivos, pero creo que todos son considerados groserías, así que dejémoslo en que es una porquería. Aceptaré que la producción se ve costosa, que el vestuario y escenografía son buenos, pero las actuaciones son las peores en términos seriales (es decir, de las series). No entiendo quién está haciendo el casting, para empezar, porque una cosa es famosas, y otra muy diferentes es buenas actrices (o siquiera actrices), y me da la impresión de que no lo han distinguido aún. Es indispensable recalcar (podría contradecirse con algo más que he escrito, pero en realidad no es así) que la actuación es una profesión, así como la medicina, requiere teoría, práctica, ejercicios, estudio, mucho esfuerzo, y como cualquier otra profesión, capacidad para ejercerla; en nuestro país se ha desvirtuado mucho esta profesión, pareciera que lo único que uno necesita para ser actriz/or es estar bien buena o "bonita" (hablamos sólo de actores frente a la televisión), y por eso todo lo que se presenta en tele nacional es una basura.
El primer capítulo de la serie, trata de una mujer con una psicosis paranóica (o algo así, no me acuerdo del término médico, ni del que ellos le inventaron) y celotípica, que mata a una vecina porque cree que es la amante de su marido. Lo único rescatable del capítulo fue la maravillosa actuación de Carlos Aragón como el psiquiatra (sin duda, si no hubiera sido actor, ser psicoanalista le hubiera sentado perfecto).
El segundo capítulo, ni qué decir, ninguna de las asesinas es actriz, así que podrán imaginarse.
Me da la impresión que procuraron darle un toque de realismo, pero no se ve, todo lo contrario. Los diálogos son falsos, las poses me remiten a Laura Zapata en María la del barrio (es decir, pésimas), la fluidez del diálogo es como una sequía (no fluye ni tantito). Malo malo malo.
Por donde se vea, es mala la serie, y esto resulta muy triste, por lo menos yo lo veo así, tanto dinero invertido para que no reditúe, y desmerite la calidad e imagen de los demás actores y actrices cuyas actuaciones son dignas de todo el reconocimiento, respeto y admiración de cuanto humano exista en el planeta.
Así, mejor vayamos al teatro, ahí es más probable encontrar lo que nos falta.