jueves, 14 de febrero de 2019

Mi familia: amor silenciado

¿Han visto que hay familias que expresan el amor que se sienten? Que, además, lo hacen de forma explícta, con palabras, con abrazos, con gestos. ¿Qué clase de gente hace eso? Me resulta demasiado extraño.
Mi familia, por tradición y aprendizaje, silencia el cariño, la admiración, el reconocimiento. Si alguien admira algo de otro miembro de la familia, de desvive en decírselo a los demás, en contarle (a extraños) lo maravilloso que es alguien, pero jamás se lo dice a esa persona.
El sábado, platicando con mi papá, él dijo que nuestra familia escondía esas cosas, que sus padres nunca le dijeron que estaban orgullosos de él, que le admiraban, nada. Tan era así, que él estaba seguro de que su hermano menor era el favorito de sus padres, pero todos sabíamos que no era así, que el favorito era mi papá. El menor, en realidad, era el pobrecito, el inútil, el que necesitaba todo el apoyo, dinero y atención porque solito no podía. Y esos, como decía una amiga, nunca son los favoritos. Pero, mi papá no lo sabía, toda su vida estuvo convencido de que él no era meritorio de reconocimiento, admiración o un cariño especial por parte de sus padres. Porque se silencia, en mi familia el amor se silencia.
Lo mismo pasaba desde mis abuelos a nosotros. Yo sabía (siempre supe y sabré) que mi abuela y yo teníamos un vínculo especial, pero no que yo fuera la favorita, o la más querida, o algo así. Cuando ella murió, varias de mis tías se acercaron a decirme que yo era lo más querido de mi abuela, que nunca fue más feliz que cuando yo nací. ¿Por qué? ¿Qué me hacía tan especial? ¿Por qué nunca me lo dijo?

¿Por qué hacen falta las palabras para sostener lo evidente? Y, aún más, ¿por qué es tan difícil decirlas?

Mi papá es un poco así. No expresa su cariño hacia nosotros... más bien, no lo expresaba. Hace un mes, más o menos, estábamos platicando por whatsapp y me mandó un "te quiero mucho". 37 años y, finalmente, lo había dicho. Nunca me había dicho que me quería, y sí, uno podría decir que es evidente, que se nota en muchos detalles; pero el punto no es ese, es que nunca lo había dicho. El año pasado hizo una fiesta por su cumpleaños, y en un discurso dijo que estaba muy orgulloso de sus cuatro hijos, que incluso, le parecíamos tan excepcionales que le gustaría que fuéramos sus amigos. Sé que suena raro, pero también bonito, porque implica reconocer quiénes somos más allá de la filiación. Claro, al mismo tiempo, implica no reconocer que somos diferentes entre los cuatro. Otra vez, silenciar lo que nos hace únicos y especiales. Sí, sí, entiendo que hubiera sido feo "diferenciar" en público, pero también, al no hacerlo, es como si nada se dijera. Porque no somos iguales, ni de personalidad, ni de actos, ni respecto de él; la relación que cada uno tiene con él es bien diferente, tenemos pasados compartidos bien diferentes, y le tratamos de formas diferentes. No, no somos iguales, y no, juntarnos a los cuatro en ese conjunto, no estuvo padre. 
Por supuesto, no tomó mucho tiempo para que uno de mis hermanos dijera "a huevo, mi papá está orgulloso de mí, voy a dejar de trabajar". (¿Alguien más nota que esa respuesta es completamente tonta y fuera de lugar, que es imposible inferir eso?)

Resulta un poco contradictorio que, por una parte, yo reconozca que es necesario apalabrar, nombrar las diferencias y, por la otra, que me incomode cuando eso pasa. Tampoco podríamos esperar que lo aceptase como si nada, después de tantos años.

Siento como si, de repente, tuviera que reacomodar los lugares y las relaciones en la familia. Como si este empezar a hablar implicara que mi lugar en la familia es diferente y, al mismo tiempo, el mismo. Ya tiene muchos años que la esposa de mi papá dice (frente a cualquiera) que a mi papá nada le hace más feliz que pasar tiempo conmigo, lo cual implica que soy especial (tal vez ¿la favorita?), pero sigue estando como "por confirmar" hasta que mi papá también lo diga. Sí, cuando lo diga, me voy a seguir incómoda, tal vez un poco culpable porque eso deja a mis hermanos ¿dónde?, aunque sepa que así es, y que es algo que se sabe.

Mi amiga decía "el que necesita nunca es el favorito", porque a ese hay que darle porque necesita, porque se sabe que no dar tiene consecuencias negativas, porque no se le puede desproteger. Pero eso también hace que el favorito, el que no necesitó, el que salió adelante solo, tenga todo el mérito por sí solo y, por lo mismo, que se lo quite a los papás. Si nunca necesitó, eso significa que los padres quedaron relegados de protagonismo, de méritos, de reconocimiento. ¿Cómo puede ser tu favorito el que menos te necesitó, el que nunca te pidió ayuda, el que no te convocó? ¿Cómo puedes querer más a quien te mantuvo a cierta distancia? ¿Cómo funciona eso?

Tal vez, la etiqueta de "favorito" implica ambas cosas, reconocer que el otro es bien chingón, y reconocer que uno se alejó de allí; que no se necesita de uno para que el otro florezca, devenga, sea, que el otro es maravilloso porque lo es, y que tal vez el único mérito que se tiene del otro lado es haberse alejado, haberle dado espacio. Y tal vez, eso haga que ser el favorito sea doblemente chingón, porque uno lo es porque lo es, y desde allí, las relaciones con los padres pueden ser otras.

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