lunes, 24 de septiembre de 2018

El chico con el que no sabía si estaba saliendo...

En enero conocí a un chico (vía internet) y, después de un par de días de platicar, me dijo que si íbamos a cenar; yo, que soy una mujer debidamente sabia en cuestiones de "salir", le dije que mejor fuéramos por un café (qué tal que me cae mal o me aburre a media comida, y no sucederá que yo deje de comer para irme, así que es demasiado riesgo). El chico propuso un café, la hora, y quedó sentada la cita.
En el día, hora y lugar, me encontraba yo, cuando vi a un muchacho (que era "mi cita") mirar en el celular y luego a las personas a su alrededor, supongo que tratando de encontrarme. Se acercó, nos saludamos, pedimos de tomar y comenzamos a platicar. ¡Quién iba a pensar que nos caeríamos tan bien! Hablamos de un montón de cosas, nos reímos, compartimos, súper divertido. Tres horas más tarde, nos llevaron la cuenta porque ya iban a cerrar el lugar. Como debe ser, yo saqué la cartera y como él no dijo ni hizo ademán de pagar toda la cuenta, puse lo correspondiente a mi consumo. [Primera situación extraña]
Caminamos hasta la esquina, dijo que tenía hambre y me preguntó si quería ir a cenar algo. Me cayó tan bien que dije que sí y propuse un lugar de pizzas a unas cuadras de donde estábamos. Cenamos, platicamos más, nos reímos, todo iba maravillosamente bien. Pedimos la cuenta y ambos sacamos la tarjeta, cuando llegó la mesera él dijo que la cuenta a la mitad, y cada quien pagó "lo suyo". [Repetición de la situación extraña]
Nos levantamos y, otra vez en la esquina, me preguntó cómo me iría a casa; contesté que si todavía alcanzaba, me iría en Metrobús y que si ya no había servicio, caminaría; él dijo que también tomaría el Metrobús (para el sentido opuesto), así que podíamos caminar juntos hasta allá. Al llegar, dijo que me acompañaba a que yo tomara "mi" Metrobús y, antes de despedirse, me dijo que como se preocupaba un poco, que por favor le mandara mensaje al llegar a casa; me pasó su número y nos despedimos. [Tercera situación extraña]
Llegué a casa, le mandé mensaje y respondió agradeciendo la noche tan divertida que pasó/pasamos.
Los siguientes días platicamos por whatsapp, de cosas interesantes y cotidianas, todo bien y divertido. Me dijo que iría el miércoles a ver una película (no recuerdo cuál) por mi casa, en caso de que me interesara ir; mi respuesta fue que ya era muy tarde para mi, y que los miércoles eran días muy pesados de trabajo, por lo que no podía ir. 
El sábado siguiente, me mandó un mensaje preguntando qué estaba haciendo, le dije que estaba en un seminario de psicoanálisis, y él preguntó si quería ir a cenar o a tomar un café, contesté que no tenía dinero, él dijo que lo importante no era el café sino la convivencia, pero yo seguía sin tener dinero, le ofrecí estambre (porque era algo que sí tenía), pero él dijo que no sabía hacer nada con estambre. Fue una conversación extraña, y terminó en que no nos veríamos. [Cuarta situación extraña].
Después de ese día, no volvió a invitarme a salir ni a vernos, seguimos platicando, pero más bien comenzamos a hacernos amigos, nos contamos cosas que no le cuentas a alguien con quien estás saliendo, y la relación se hizo más íntima (y, al mismo tiempo, más lejana, pues seguíamos sin vernos).

Cuando le contaba esto a mis amigas y amigos, mi conclusión era que no sabía si estaba saliendo con el muchacho, porque no había hecho ninguna de las cosas que se supone que hacen los hombres cuando están saliendo con una mujer (la afirmación anterior se basa en un amplio estudio de los tres documentales más importantes de "dating": Sintonía de amor, Hitch, No le gustas tanto): no ofreció pagar la cuenta en ninguna ocasión; aun más, cuando le dije que no tenía dinero, y él insistió que quería verme, no dijo "yo invito esta vez y tú la siguiente" (así, como para no sentar precedente y que se pudiera malinterpretar que él pagaría) ni nada parecido; el primer día, dijo que le preocupaba que yo me regresara ya tarde a casa sola, pero tampoco se ofreció a acompañarme, vaya, ni siquiera se ofreció a acompañarme a mi estación del Metrobús (esta opción es considerando que tal vez, si caminaba conmigo la cuadra y media que hay entre dicha estación y mi casa, y luego de regreso, ya no podría tomar el Metrobús, porque cerrarían antes)... N A D A. 

Esto nos lleva a una pregunta que para mi, en esta época y con mis posturas éticas, filosóficas y políticas, no puedo contestar ¿si no es con las acciones "antiguas", cómo sabe una que está saliendo con alguien, cómo saber que le gustas, o que eso fue una cita?
No tenía respuesta.

Un mes después, yo le invité a que nos acompañara al teatro (a una amiga y a mi), pero dijo que ese día tenía un compromiso en Xochimilco y que sería imposible que regresara a tiempo para ir al teatro. Pocos días después, me invitó a salir el sábado (y luego me dejó colgada porque él quería ir a caminar a Chapultepec y yo no, así que se fue solo...).

Resultó que sí le gusté, que esas sí habían sido citas, y que dejó de invitarme a salir porque en dos ocasiones consecutivas le dije que no podía. Cuando ya estábamos saliendo (fue hablado con palabras y con el cuerpo, sin dejar duda alguna) me dijo que él sintió que me resultó poco interesante y que por eso no había querido salir con él, que de hecho no entendía qué había cambiado de mi lado para que después decidiera que sí quería salir con él. Sin dar muchos detalles de qué había pasado, le dije que él no se había comportado "como debía" la primera vez que salimos ni las siguientes dos invitaciones, y que eso me había hecho pensar que él tampoco estaba interesado en salir conmigo.
Puros malentendidos.

Pasados unos meses, decidió que le incomodaba la intimidad que tenía conmigo y que prefería no tener relación alguna (salir, convivir, compartir, como quieran decirle que no sea "tener una relación que pretende ser algo más después") a tenerla, desarrollar sentimientos por mi, y luego dejar de tenerla. (Uf, imagínense nada más, qué horrible la posibilidad de que se pudiera enamorar de mi, mejor así, correr antes porque, quedarse, SEGURO era una equivocación)

Así que, salí con un chico con el que no sabía que estaba saliendo, luego supe que sí estaba saliendo con él, finalmente, dejé de salir con el mentado muchacho. Además de un corazón roto y muchas ganas de decirle cosas, me quedé, OTRA VEZ, con la duda de cómo demonios saber cuándo una cita es una cita.

[Mi cuñada la "pero ni de cerca feminista" dijo que el problema era el feminismo, porque antes los hombres simplemente pagaban, iban por ti, te regresaban a tu casa, y que ahora ya no se podía saber qué esperar. Yo, la verdad, prefiero esta vida con feminismo en la que yo pago mis cosas, voy y vengo sola (sin miedo y sin problema alguno), a una vida en la que él paga pero, al mismo tiempo, tiene derecho de cobrarse, de abusar, de someterme. Habrá que ver si mi cuñada no es medio tonta...]

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