lunes, 13 de abril de 2009

La bella durmiente


Todo parecía indicar que la noche de mi domingo sería maravillosa, finalmente iban a pasar La Bella Durmiente en el canal de Disney y, como deberán saber, ya que es mi película favorita, la emoción que corría en mí era prácticamente incontenible. En cuanto apareció el Castillo de Disney, mis piecitos comenzaron a moverse, y en el primer compás de música que aparece en la película (cuando presentan los créditos) comencé a cantar. Era maravilloso, después de tantos años podría volver a ver a Aurora y cantar cantar cantar. Se abrió el libro, y el narrador comenzó a hablar, ¡qué emoción! Pero, en cuanto los personajes empezaron a "actuar" (una licencia poética, puesto que una caricatura NO puede actuar, lo sé) noté que las voces habían sido cambiadas; ya no eran las de antes, sino que habían contratado a otras personas para hacerlas, y esto no me gustó. ¿Qué derecho tiene Disney de hacer eso?

Ojalá ahí hubiese terminado mi frustración, pero no fue así. Rosa caminaba por el bosque buscando fresas, y platicaba con los animalitos sobre ése hombre que había conocido una vez, en un sueño y... entonces... se escucharon las primeras notas de la canción que más me apasiona... y ¡DEMONIOS! ¡la letra de la canción tampoco era la misma! ¡Alguien se atrevió a cambiarla! Por poco y se me salen las lágrimas, no era para menos, pero el desconcierto que me ahogaba podía más, así que no lloré y comencé a pensar. Ángel, al verme, me preguntó cuántas veces había visto la película (supongo que era una pregunta retórica, pues recité TODOS los diálogos de ella, así que lo obvio sería que muchas veces, suficientes como para sabérmela de memoria), y al responder que por lo menos 150, no pudo argumentar que tal vez yo no me supiera la canción bien; tenía yo razón: cambiaron la letra de la canción. Y no sólo de ésa, sino de todas las canciones de la películas ¡TODAS!
Estoy deshecha, alguien se atrevió a corromper algo sagrado (una película de Disney vista en la infancia SIEMPRE es algo sagrado), todavía sería soportable que sólo hubieran cambiado las voces, pero ¿qué necesidad había para cambiar la letra de las canciones? ¿Por qué? ¿Cómo podemos los ahora adultos basar nuestras vidas en películas que cambian? Y sí, digo basar, porque cualquier vivencia en la infancia, a quien la vive le parece trascendental, y lo es. La maravilla del cine, a diferencia del teatro, es que es un arte que permanece, no algo que también puede cambiar con el tiempo.
Me gustaría pensar que existe una razón de peso para que este cambio se haya realizado, pero, la verdad, me gustaría más que no existieran, y que todas las películas de Disney permanecieran como yo las recuerdo...

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