
Hoy estoy imaginativa, no sé si es el poder que tiene en mi el casco de la motocicleta (es decir, el casco que utilizo cuando me subo a la motocicleta), o la paranoia, o qué, pero lo importante es mi capacidad sublimatoria (licencia poética). Entonces, escribía yo, que tuve una epifanía: iniciaré un negocio maravilloso. (Importante es decir lo mucho que esta idea está influenciada por el cortometraje de Pedro Almodóvar, la Concejala antropófaga). Mi negocio se llamará: La limpieza ya no será problema.
Descripción del negocio: Una compañía encargada en prestar el servicio de limpieza de casa u oficinas, en el cual, los prestadores de servicio serán muchachos guapos y bien torneados (sus madres sí tomaron ácido fólico).
Sé que para los hombres esto no tendrá ningún atratictivo, pero para toda ama de casa, o mujer independiente, será un placer inigualable tener a un chico coquetón haciendo la limpieza... qué imagen más emocionante verlo fregar los pisos a la Cenicienta. Exquisito, pienso yo. Además, podremos promocionarnos con una publicidad comparativa: trabajamos en cualquier lugar en que la Vitacilina debe estar. ¡Ah, qué buena medicina!
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¿Soy sólo yo?