jueves, 2 de abril de 2009

Tecnicas de limpieza

He notado, con mucha frecuencia, que las personas tienen diferentes definiciones del concepto limpio (no pretendo justificarlo apoyando duchas definiciones en la teoría de Lacan) y esto me produce un desconcierto. A mi entender, existen tres tipos de conceptos, los claros, los ambiguos y los inentendibles; por supuesto estos últimos no me causan conflicto, puesto que nunca he pretendido compartir con otra persona lo que yo entiendo por esa definición, pero los primeros me confunden mucho.

Al decir que un concepto es claro, me refiero a que en general la gente entiende lo mismo cuando se le nombra, por ejemplo el cielo, nunca he escuchado que alguien conciba el cielo como el espacio que existe entre las frutas (por decir). En el conjunto de conceptos claros yo incluía limpio, puesto que no me parece difícil definirlo, encontrar su opuesto, o reconocerlo.

Desgraciadamente, hoy fracasó mi generalización, pues me di cuenta de que puede ser un concepto claro, pero que sólo se encuentra en el Topus Uranus y que no hay manera alguna de alcanzarlo. Terrible derrota es esta para mí, pues la limpieza y el estado limpio que deben guardar los objetos es muy importante en mi vida (procuro mantener así mis posesiones y espacio), y saber que es casi imposible lograrlo, me hace sentir perdida en un mundo sucio del que no podré salir.

Si tuviera una varita mágica, o mejor aún, la posibilidad de someter el mundo a mis deseos, todo podría estar limpio, y digo podría porque si todo estuviera todo el tiempo limpio, no podría limpiarlo y esto tampoco es un deseo mío, pues acepto que la satisfacción no es sólo que esté limpio, sino haber llegado hasta allá.

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