jueves, 6 de octubre de 2011

Algo diferente

Sí, ahora podría afirmar que sí soy diferente; pero no, lo soy porque sea más que los demás, sino porque soy diferente de mí misma, de lo que ellos querían que yo fuera. Nadie lo dice abiertamente, pero la verdad es que lo que hacemos de nuestras vidas está asquerosamente limitado por lo que los otros esperan que hagamos/seamos/pensemos/demos, somo eso: la satisfacción de un deseo ajeno. Mi hermano se lo dijo un día a mi padre:
Ustedes dicen que podemos hacer lo que queramos, que no hay presión. Pero no es cierto, hay muchísima presión cuando toda tu familia tiene un título universitario, cuando tu padre tiene un doctorado, cuando todos son bastante existosos. Eso no nos permite a nosotros ser lo que queramos, tenemos la obligación implícita de ser, por lo menos, lo que ustedes han sido.
Y así, nos jodieron la existencia. No porque no hayan obligado a ser doctores y demás, sino porque desde pequeños nos encaminaron a usar nuestra enorme inteligencia (yo toda la vida escuché que era especial, muy inteligente, súper capaz, que podría conseguir lo que me propusiera, y que haría lo que quisiera), ser el mejor en clase (que no, porque en nuestras escuelas no había calificaciones, pero justo por eso la competencia era más fuerte, había que pelear una entelequia), el más guapo/a, el que tiene las mejores relaciones sociales... el mejor, así de fácil.

Y no, no pasó. No quiero hablar sobre la vida de mi hermano, porque sería una grosería que yo decidiera qué es lo que él quiere, y juzgara si lo ha conseguido o no. Hablaré de la mía. Mi vida no es lo que debería ser, ni siquiera está cerca. Sé que no soy tonta, inclusive que soy inteligente, lo sé (qué tanto, no podría decirlo, me parece que es completamente subjetiva la manera de medirlo, así que ni lo pongamos a cuento), también sé que tengo una gran capacidad para usar el lenguaje (hay quien dice que a mi beneficio, pero ¿no sería medio pendeja si usara el lenguaje en mi contra y a beneficio de alguien más? ... ), soy súper organizada, ordenada, tengo una capacidad de aguante enferma (eso de tocar fondo como que no se lo manejo) que se equipara a mi capacidad de queja (porque una cosa es que aguante, y otra que me calle y sonría), y así sucesivamente; pero no sabía qué quería de mi vida. Esto es tan así, que ser feliz nunca había sido algo que me interesara, para mí con vivir sin sufrir demasiado era más que suficiente, la felicidad es tan efímera que perseguirla toda la vida es una pérdida de tiempo.

Siento que me desvié un poco, después de enunciar mis "virtudes" (ups, faltó la descripción física, pero ustedes como si la hubiera hecho) quería escribir que ninguna de estas cualidades me ha servido para ser yo, más bien, para encontrar quién soy y qué quiero. Porque una cosa es tener ciertas cualidades, pero de ahí a que estas te definan, yo digo que hay una distancia bastante grande. Y justo entre esos dos puntos estuve yo, mucho tiempo, con una opresión terrible y la sensación angustiante de que nunca haría nada de mi vida, que estar ahí, perdida, sería todo lo que yo podría tener. ¿Irónico, no? tantas cualidades que al final no servirían para nada, porque sería una pobre pendeja infeliz.

No contaremos todo el proceso de averiguación, porque eso a nadie la interesa. Lo importante aquí es que un día me di cuenta de que NO quería ser quien ellos querían: yo quería hacer lo que a mí me causa placer y me apasiona, y nada más. Así que, esta es quien yo soy:

Me gusta hablar, pensar, escribir, leer, pensar, hablar. Disfruto muchísimo coser, tejer, crear algo. Quiero ser dueña de mi vida y de mi tiempo, no estar sometida a reglas que no van conmigo, que no me gustan. Deseo ser psicoanalista. Pero tampoco quiero sólo trabajar, quiero tener tiempo todos y cada uno de mis días para leer, escribir, pensar, hablar, caminar, convivir con todas las personas que quiero (eso no todos los días, pero sí seguido), tejer, reír. No deseo grandes cantidades de dinero, ni una casota con muchos lujos y un coche acorde con mi falo. No, quiero disfrutar lo que hago, y quiere hacer lo que disfruto, no lo que debo hacer.

Y, aunque a ellos no les guste, para ser bien honesta:
ya no me importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Soy sólo yo?