jueves, 13 de octubre de 2011

Perversiones

Si creyera en Dios, le agradecería que dos o tres días a la semana me dé un regalo tan especial como la compañía de ciertas personas (de dudosa calidad moral y humana) a la hora de comer. Claro, si Dios existiera, es evidente que este regalo sería sólo un castigo... ¡espera!... en realidad sí es un castigo, y ahora les diré por qué.

Tres de la tarde, un miércoles normal, un poco nublado, el clima ni muy frío y caluroso, yo concentrada en mi comida (y en comerla, principalmente) cuando llegan A* y E*, dejan sus cosas y van a calentar la comida. A los pocos minutos llegan MA y P* y se sientan frente a mí. En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos los cuatro ahí, A* sin hablar (porque le cae mal P* y le parece súper maduro hacerle la ley del hielo. Aunque, yo tampoco le caigo bien... capaz que por ninguno de los dos hablaba) y los demás sí que hablábamos. Después de un rato, la conversación se tornó en algo extraño:

E*- No, no es que yo los discrimine, pero la verdad es que no está bien. Recuerdo cuando tenía 14 años y de repente vi a dos viejas comiéndose a besos: horrible. Me dio mucho asco. Es que ahora hay muchos homosexuales.
P*- Que no, siempre ha habido la misma cantidad, es sólo que ahora no se esconden.
E*- Pero es que es una exageración, igual que el día que fui al Vips a la Zona Rosa y un gay estaba comiéndose y desnudando con los ojos a R* [su prometido].
Yo- Bueno, pero es que estabas en la Zona Rosa/
E*- Nada que ver, antes no estaba como ahora. Yo todavía recuerdo cuando era decente.
Yo- La Zona Rosa ha sido "indecente" desde hace 30 años...
E*- Claro que no. Yo estudié por ahí y salía a los bares de ahí y no es como ahora.
P*- Pero antes era sólo en la noche, ahora también en el día.
E*- Además, está mal, esas cosas no están bien. Cada quien puede hacer con su cola lo que quiera, pero no tienen por qué meterse/
Yo- con tu cola/
E*- ¡Exacto! Al final iba yo a terminar golpeando a un hombre para que le quitara los ojos a mi novio.
MA- Bueno, pero cada quien sus cosas...
Segundos incómodos, yo reía por dentro al ver la cantidad de pendejadas y prejuicios que pueden salir de la boca de E* y ella no sólo no se da cuenta, sino que se cree la reyna de la moral, sabiduría y deber ser.
P*- Un día entré al baño de Central, Central y me encontré a un viejito como de 85 años entradísimo con una muchacha, seguro una puta, de 20 años.
MA y Yo- Ja ja ja ja ja.
E*- ¡Qué horror! ¿Y qué hiciste?
P*- Dice "perdón" y cerré la puerta. La verdad es que yo no me lo esperaba.
Así siguió la conversación, cuando de pronto:
E*- No, pero esas ya son perversiones [besarse con dos personas o ser exhibicionista, aunque no lo dijera tal cual], yo no entiendo por qué la gente tiene que hacerlo así, para que lo cachen, es que eso ya es una enfermedad, esas fantasías están mal, es súper enfermo, vamos, son perversiones.
Yo- Pero si son fantasías, no tienen nada de malo, en la mente todo está permitido y todo es sano. Yo no veo cuál sea el problema de fantasear.
E*- Es que no está bien porque las llevan a cabo, y eso es perverso y enfermo.
Yo- Si son fantasías, quiere decir que no las realizas, que están en tu cabeza, que son: FANTASÍAS.
E*- Por eso, esas fantasías de que te vean, o hacer cosas así, son perversiones y están mal, es gente enferma. O por lo menos eso dice Frod. [es decir, Freud, que se pronuncia como fro-id]
P*- A Quentin Tarantino le gustan los pies, tiene un fetiche con ellos, y no veo cuál sea el problema.
E*- ¡¿Cómo que no?! Si nada más hay que ver las películas que hace, es un enfermo.
Yo- Pero hay diferentes tipos de fetiches, y un fetiche NO es una fantasía, son cosas diferentes.
E*- No, son perversiones y están mal. Es que, ¿por qué el viejito y puta estaban ahí, excitados porque alguien los iba a cachar?
P*- Pues no sé, no les pregunté... [Como por qué habría de haberles preguntado: "Disculpe caballero, sé que está muy excitado por tocar los bellos pechos de la señorita, pero me atrevo a interrumpirlo porque deseo saber qué lo motiva a realizar dicho acto en un lugar público, con el riesgo de ser descubierto" No mames]
E*- Tampoco entiendo por qué una mujer tan joven estaría con un hombre tan mayor.
P*- Pues es que el señor le pagó por que estuviera...
Yo- P*, igual y es una situación que sólo entenderás cuando llegues a los 85, y entonces se te antoje meterle mano a una muchacha de 20.
P*- JA JA JA, yo creo que sí.
E*- Es como a la gente que le excita que la cachen, no lo entiendo.
Yo- Pues es que esos asuntos no son románticos...
E*- Exacto, y ese es el problema, por eso están mal, porque eso (aquí debemos entender que eso significa el sexo) debe ser romántico. Por eso insisto en que esas fantasías son perversiones y están mal. Además me molesta que yo tenga que verlas.
[Claro, todos nos preguntamos por qué ella las ve... porque tampoco es como que te pongan de esas cosas tipo Naranja Mecánica para que no cierres los ojos].

Ya no recuerdo de qué más hablamos, yo me quedé pasmada con el pensamiento lógico-matemático de E*. Para todos aquellos que no pudieron entenderlo, ahí les va:
La homosexualidad es una perversión.
Las perversiones están mal.
Las fantasías son actos perversos.
Los actos perversos son de enfermos.
Los fetiches son perversiones, ergo son fantasías, ergo son actos de enfermos.
Ser exhibicionista es una fantasía.

Y, mi favorita: el sexo es un acto romántico.

De verdad que pienso que más bien todo el problema es que E* es virgen y no ha hecho otra cosa más que ver películas románticas de Hollywood, por eso tiene una idea errónea de la vida. Aunque esto ni remotamente la frene o le cierre la boca.



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