jueves, 12 de marzo de 2009

Puntualidad


De conformidad con mi línea educativa, la puntualidad es un pilar de la buena educación. Cuando uno acuerda verse con otra persona a una hora determinada, lo correcto es asistir a esa hora, puntualmente; sin embargo, parece que la puntualidad es parte de los conceptos incomprensibles para el mexicano.

Los argumentos que me han dado sobre por qué la gente llega tarde, son tan variados como los minutos de retraso con los que asisten: había mucho tránsito, no calculé bien el tiempo, hago mi mejor esfuerzo pero me cuesta mucho trabajo llegar a tiempo, o simplemente lo siento (por no mencionar a aquellos que ni siquiera tienen consciencia de que llegaron tarde). Todos estos argumentos para mí resultan increíbles por ser completamente ilógicos, por supuesto que hay mucho tránsito, en esta ciudad TODOS los días hay tránsito y manifestaciones, y las rutas suelen incluir calles o avenidas cuyo tránsito es siempre aterrador. Esto se aplica también al mal cálculo, cualquier persona que calcule sus tiempos como si fueran las 3 de la mañana en lunes carece de raciocinio; a ningún lugar puede llegar uno en menos de media hora (salvo que las distancias verdaderamente sean cortas, cosa que tampoco pasa comunmente). El argumento del esfuerzo, utilizado siempre por una conocida, me parece maravilloso, si uno hace el esfuerzo, ¿cómo es posible que no logre nada? Cada vez que me esfuerzo y no logro mi propósito me siento frustrada y la siguiente ocasión hago hasta lo imposible por conseguir mi meta, sobre todo cuando es algo tan sencillo como llegar puntual.

Siempre me he preguntado por qué resulta un reto a la calidad humana de las personas llegar a tiempo, parece como si los dioses confabularan para que esto resulte tan complejo como el regreso de Odiseo a Ítaca. No lo entiendo, para mí es sencillo hacer cálculos y llegar a tiempo; considero la hora, el lugar y la distancia que hay entre ese lugar y donde yo me encuentro, analizado la ruta que tomaré, y en función de eso realizo el cálculo de tiempo que me tomará llegar puntualmente. Son pocas las ocasiones en que llego tarde, y muchas de ellas por situaciones que me fue imposible preveer (un choque que ocupa varios carriles de Calzada de Tlalpan, por ejemplo), pero siempre me molesta ser impuntual, y por ello procuro avisar a quien me espera que llegaré un poco tarde.

Mi abuelo siempre ha dicho que ser puntual es importantísimo, llegar tarde es una falta de respeto a la otra persona, pues creemos que podemos utilizar su tiempo a nuestro gusto, y esto no está bien. Yo estoy de acuerdo, dejar a alguien esperando es una manera de decir que no nos importa su tiempo ni respetamos su persona, pero esto nos lleva a pensar el por qué. Si en verdad esa persona no nos respeta, ¿por qué lo seguimos viendo? ¿por qué lo esperamos? Me parece que también es una manera de no respetar nuestro tiempo y a nosotros, y eso nunca sienta bien.

A Jesús Andrés (mi hermano menor) le fascina la frase que utiliza Ángel para tomar un descanso: regreso en 5 minutos mexicanos. La primera vez que Jesús escuchó esa frase tenía 7 años y no comprendía a qué podía referirse con eso de que el tiempo puede ser mexicano o extranjero, cuando le expliqué quedó fascinado, al grado de realizar un cálculo sobre la equivalencia: 5 minutos mexicanos equivalen a 15 minutos ingleses, 15 mexicanos a 45 ingleses, y así sucesivamente. Como buen pequeño científico, decidió hacer conversiones de tiempo sobre todas las actividades que realiza la familia, y calculó que Adriano se tardaba en estar listo 30 minutos mexicanos, su mamá sólo 15 minutos ingleses, yo 10 minutos mexicanos, Hugo toda una eternidad, igual que mi papá.

Adriano, por su parte, tiene un concepto muy extraño de la puntualidad, si hay una comida a las 3, él está listo desde las 10 de la mañana, sólo que mientras espera, realiza otras actividades. Cuando llega la hora de salir, él grita: sólo me meto a bañar y nos vamos. ¡No lo entiendo! Si ya estaba listo desde antes, ¿cómo es posible que necesite meterse a bañar? ¿qué no conoce el concepto "estar listo"?

Obviamente, yo llego puntual a mis compromisos, pero esperar a la otra persona siempre me resulta estresante y molesto. Más de 10 minutos ya crea en mi un enojo hulkesco, lo cual tampoco me parece educado, pues si estoy esperando, es porque acepto que el otro puede llegar tarde y esto cancela mi derecho de molestarme. Para evitar ataques de ira en público, decidí llevar siempre un libro conmigo, así puedo leer mientras hago tiempo, y éste no pasa ni tan lento ni de manera molesta. He notado que varias de mis amigas tienen la misma costumbre, llegar con un libro por si hay que esperar (irónico que lo hagan conmigo, cuando mi puntualidad es tan famosa). ¿Será porque todos conocemos la inminencia de la impuntualidad y hemos decidido aceptarla? O, simplemente, uno cede un poquito con la ilusión de que el otro, un día, pronto, será capaz de no hacernos esperar.

Mientras esto sucede, seguiré cargando mi libro...

2 comentarios:

  1. Me considero la amiga más cercana a la puntualidad que tienes, sin embargo eso de llevar el libro para ti es necesario, ya que tu no eres puntual. A que me refiero, puntual no es llegar 5 minutos después ni 25 antes, puntual es llegar en el momento justo, si se es estricto. A pesar de ésto estoy de acuero contigo que el no ser puntual es una falta de respeto hacia la otra pesona; sin embargo solo esperamos por lo que queremos o amamos, aunque nos enoje, si estamos concientes de lo recibiremos (hablo de dinero, un rato agradable, un beso, una disculpa, etc.)esperaremos siempre.

    Lemon

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  2. ... "siempre" suena como demasiado tiempo. Yo nunca te he esperado mucho tiempo pero creo que no aguantaría más de una hora.

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¿Soy sólo yo?